Cirrocis desaprovechó una vez más la oportunidad de acercarse nuevamente el lote de punteros. Se jugaba el jueves por la noche el partido adelantado contra el último campeón de la categoría. Todo arrancó de manera perfecta cuando a los 3 minutos de juego el indiscutible goleador Mario, abre el marcador, luego de una linda jugada de Chester. Pero de repente, el equipo baja su rendimiento y en pocos minutos perdía 2 a 1. Se trato de empezar de cero, y el rendimiento comenzó a subir cuando se trató de jugar más por las bandas. Fue en esos minutos cuando otro gol del "Tegobi" emparejaba el marcador. El segundo tiempo más que un partido fue una guerra. Un gol prematuro de La Manuela, la conducta de varios jugadores rivales y la displicencia para dirigir del árbitro, hicieron desorbitar a la mayoría de los jugadores de Cirrocis. Esto derivó en varias expulsiones (6 en total; 4 para el local, 2 para el visitante) y hasta algunos arrebatos y escaramusas dentro y fuera de la cancha. Volaron piñas, botellas y hasta sillas del bar de Gustavo. Era un descontrol. Al árbitro (hijo de puta) se le había ido todo de las manos. No imponía presencia ni autoridad ante la debacle. Y si lo hacía, perjudicaba al más debil, como suelen hacer los mediocres.
Por más que el equipo tuvo fuerzas para atacar, pese a la inferioridad numérica, no pudo concretar aquellas situaciones que pedían gol.
El match terminó 2-3. Pero no se perdieron sólo 3 puntos. El equipo quedó en ruinas por lesiones y sanciones que todavía no se conocen.
Hay que dar una vuelta de tuerca, y eso es sabido. Hay que volver a comportarse como gente normal, como el año en que ascendimos, que además de desplegar buen fútbol, nos comportábamos como señorsitos dentro de la cancha.
Se espera un asado, una charla en algún café del bajo o un recital de los Pericos, para replantear la situación del equipo, y tratar de virar este barco hacia un horizonte más acorde a lo que merecemos, más acorde a lo que somos, hacia un horizonte más Cirrósico...